Psicología General Sanitaria Infantil y Juvenil.

¿Cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo?

Los cambios típicos de la adolescencia pueden provocar estados de crisis, dada la intensa ambivalencia que caracteriza a la mente de estos jóvenes. Los impulsos hacia la autonomía conviven con la necesidad de retroceder a la infancia, el rechazo del mundo adulto se mezcla con la necesidad de figuras que desempeñen el papel de guía y mucho más. Todo este cúmulo de emociones puede generar confusiones hasta el punto de impulsarlos a ejercer conductas inadecuadas que los padres no podemos utilizar, lo que muchas veces nos motiva a preguntarnos cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo.

Algunos adolescentes de hecho mantienen relaciones tóxicas con sus progenitores que son insoportables, ruidosas, provocadoras e incluso agresivas. Desgraciadamente, estos comportamientos tensan los nervios de los padres, haciéndonos sentir impotentes para poder tolerar y cuidar a nuestros hijos e hijas adolescentes, incluso es posible que nos comporte a adoptar una actitud de rechazo hacia ellos/ellas.

He aquí donde un profesional de la salud mental puede desempeñar el rol de mediador en una relación entre padre/madre-adolescente que se ha vuelto muy complicada. Entonces, ¿cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo? En esta post desentrañaremos información relevante sobre el tema.

Motivos para acompañar a un adolescente a un psicólogo

Tomar la decisión de acompañar a un adolescente a un psicólogo es permitir que el joven exprese sus dificultades y pueda sacar el máximo provecho de las bondades que nos ofrece esta maravillosa etapa del ciclo vital.

Existen diferentes acontecimientos que pueden estar originando estos conflictos en el adolescente, tales como acoso escolar, divorcio de los padres, etc. Ahora, ¿cuáles son los motivos para llevarle a un especialista de la salud mental? Los desglosaremos a continuación:

El psicólogo podrá detectar la naturaleza y el origen del conflicto. Dependiendo del diagnóstico, adaptará la terapia en función de proporcionar la solución más conveniente.
Posteriormente, en el transcurso de las entrevistas, intentará apaciguar los conflictos internos del joven y al mismo tiempo ayudarle a encontrar un desenlace favorable al sufrimiento que siente.
El diálogo con el psicoterapeuta le permitirá comprender lo que está sucediendo. También habrá que discutir cómo el adolescente está dispuesto a renunciar a un mundo maternal ya este capullo llamado infancia.
Si el joven no puede expresar sus miedos, corre el riesgo de aislarse y utilizar acciones para ello. Esta es una solución para hacerse sentir en su entorno familiar y/o escolar. Estos actos son alertas que revelan sufrimiento psíquico.
Si nadie responde a la atención que el joven demanda consciente e inconscientemente, éste intentará aliviar su malestar a través del consumo de sustancias tóxicas. Compartimento que puede derivar de trastornos de conducta incluso alimenticios. Por consiguiente, si estos síntomas persisten, pueden agravar la angustia del adolescente y desencadenar la depresión.
En ese punto, el psicólogo podrá diferenciar en el comportamiento del adolescente, los signos que se relacionan con la crisis o la depresión.

Ya conoce los beneficios que un experto de la salud mental puede aportar a nuestros hijos e hijas jóvenes, pero la pregunta es quan llevar un adolescente a un psicólogo? Detectar algunas señales es de vital importancia para descubrir si realmente necesita ayuda profesional.

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¿Cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo? Señales que alertan

Son muchas las señales que nos pueden indicar cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo, o que simplemente nos permiten detectar su sufrimiento. Éstas serían:

  • Aislamiento
    Resultados y/o ausencias escolares
    Insomnio
    Irritabilidad
    Agresividad
    Tristeza
    Hiperactividad física y/o deportiva

Sin duda, éstos son signos que pueden derivarse de una situación de estrés importante, como el divorcio o la separación de los padres. El alcoholismo o la depresión de las figuras pan/maternas también pueden infectar al adolescente y, al mismo tiempo, deprimirlo. A veces, los jóvenes sienten que son la causa de las discusiones matrimoniales y empiezan a sentirse culpables. Por otra parte, existen progenitores que no dudan en señalar a su hijo o hija como único responsable de los conflictos familiares o de la depresión que ellos mismos sienten.

Cómo preparar a un adolescente para ir al psicólogo

Muchos adolescentes muestran su sufrimiento a través de fenómenos que llevan a los padres al extremo: ¡No aguanto más, nos volverá locos! Es precisamente en esos momentos en los que nos sentimos angustiados y cansados de tantas provocaciones.

No es necesario esperar llegar a este nivel para determinar cuándo llevar a un adolescente a un psicólogopero hay otro factor que puede resultar complicado: prepararlo para visitar a un profesional de la salud mental. Conseguirlo implica ser muy cuidadoso con los métodos que vamos a utilizar. Aquí algunas claves:

Es importante ser honesto e iluminarle sobre los efectos de su comportamiento en la unidad familiar. Cuidado, aclarar no significa hacerles sentir culpables, porque el adolescente conoce los efectos de su conducta.
Tienes que estar preparado o preparada para decirle que él puede hablar y dar su versión de las causas del dolor.
Preparar a nuestro hijo o hija para conocer a un psicoterapeuta también significa comprometernos a conocer a un psicólogo.
Una de las mejores formas de preparar a un adolescente para visitar a un psicólogo es indicarle que este trabajo de reflexión común se puede detener en cualquier momento. Es libre, por tanto, de interrumpir o continuar la terapia.
También hay que decirle que el psicólogo estará disponible para él o ella si cambia la amargura que siente. Reunirse con un psicólogo no debería ser una limitación. Es y debe seguir siendo un lugar de recepción de los pensamientos y afectos del adolescente.

Cuando llevar a un adolescente a un psicólogo quizás no sea el asunto más importante, sino saber prepararlo para que tenga una perspectiva amplia sobre cómo la terapia podría beneficiarlo a él ya la unidad familiar.

Conclusiones

Existen dificultades típicas de la adolescencia que pueden superarse con el tiempo y otras que requieren intervenciones más específicas. Sin embargo, las crisis en esta etapa pueden llegar a afectar también a los lazos familiares: padres-adolescentes, adolescentes-hermanos o parastros-adolescentes. Eso sí, debemos tener claro que una visita al psicólogo no es el último recurso para solucionar el problema.

El apoyo de los demás siempre será fundamental, ya sean padres, amigos, profesores, otros adultos o compañeros en los que confiamos. En algunas situaciones, este soporte puede y/o debe ser brindado por un profesional de salud mental.

Es por ello la importancia de saber identificar cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo, teniendo en cuenta que las sesiones de psicoterapia sólo representan un recurso extra que podemos utilizar cuando la salud mental de nuestro hijo se agrava, la relación padre-hijo/a atraviesa un momento difícil o incluso cuando queramos mejorar su vida familiar.

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