Sé tolerante contigo mismo y con tus hijos. Ser padre puede estar cargado de frustraciones. La mayoría de las veces, los hijos nos interfieren en nuestros planes ¿quiere decir esto que los padres debemos sentirnos enfadados, resentidos o deprimidos, ante estas constantes frustraciones? Aunque podemos escoger alterarse con nosotros mismos cuando estamos frustrados, también tenemos otras alternativas. La frustración es más un evento que un sentimiento.
Una frustración es cualquier obstáculo que se sitúa entre tú y tu meta. Y por tanto, es como ves este obstáculo lo que determinará tus sentimientos ante la consecución de tus objetivos. Así pues, es posible, que como padres nos sintamos rabiosos más que desilusionados y enojados cuando nos confrontamos con la frustración.
Todos los seres humanos experimentan alguna frustración cada día, es natural que los obstáculos interfieran nuestros planes y objetivos. Como hemos dicho antes, no es la presencia de la frustración lo que nos trastorna, sino nuestra actitud hacia ella. Las personas que tienen BTF (Baja Tolerancia a la Frustración), consideran cualquier impedimento u obstáculo en su camino, como algo espantoso y horrible y a menudo se perturban. Estas personas están tan ocupadas intentando que las cosas sigan su camino, que se trastornan hasta el punto de ser incapaces de enfrentarse con la situación actual.
La BTF está relacionado con el catastrofismo y las exigencias. cuando uno está frustrado lo que más desea es que no haya esta frustración, y cuanto más se queje y lamente, menos conseguirá su objetivo, se volverá menos tolerante a las frustraciones y se sentirá más angustiado.
Algunos de los pensamientos irracionales, que como padres podemos tener y que indican BTF son los siguientes:
- «Mis hijos deberían hacer lo que yo quiero» Los padres que sostienen esta creencia se están creando sus propias frustraciones, porque los niños no siempre hacen lo que los padres quieren.
- «Mis hijos no deberían interferir en mis planes» Naturalmente habrá veces que tus hijos serán un inconveniente para ti. Si exiges que esto nunca sea así, estás creando el potencial necesario para frustrarte frecuentemente.
- «Mi pareja y yo, debemos estar de acuerdo en cómo manejar a nuestros hijos» Sería preferible que estuviera siempre de acuerdo, pero no siempre es así, lo que produce molestias e incomodidades.
- «Es espantoso, horrible y terrible que mis hijos no me respeten, o no les guste» Los padres que creen en esto, a menudo están frustrados porque habrá veces que los niños no los respetarán y los rechazarán.
- «Sería espantoso si yo no fuera un padre perfecto» al no considerarse un padre perfecto catastrofiza y se inquieta emocionalmente.
- «¡Es espantoso que mi hijo me aparte de eventos que quiero ir!, Quejarse es espantoso, sólo hace que la situación sea peor.
Si estás de acuerdo con dos o más de estos pensamientos previos, seguramente identificas que toleras muy poco las frustraciones. Antes de sentirse ofendido o deprimido cambia la situación «aceptando» las demandas de tus hijos.
Así pues, nuestros hijos a menudo tienen grandes problemas para aprender a combatir las frustraciones, aunque existan diferencias temperamentales, ellos no han nacido con la habilidad para tolerar la incomodidad y por lo tanto es un aprendizaje. Como padres puede ser bastante útil ayudar a nuestros hijos a aprender aumentar su tolerancia ante las frustraciones y malestar, por ello y para poder ayudar a tolerar la frustración en nuestros hijos, primero tenemos que aprender a tolerar nuestras propias frustraciones. Es importante observarnos para saber gestionarnos a nosotros mismos.