Educar bien a los hijos es una preocupación constante entre los padres. A menudo se generan muchas cuestiones en relación a nuestras actuaciones, ¿lo estaré haciendo bien?, ¿se merecía un castigo? ¿He sido demasiado duro? ¿He sido demasiado blando? ¿Cómo puedo conseguir que me haga caso?
La educación de los hijos provoca muchas inseguridades y angustias.
La buena educación se transmite desde el núcleo familiar, el entorno más cercano del niño/a por eso es muy importante saber cómo podemos hacerlo. A lo largo de la vida de su hijo/a tendrá que tomar decisiones de todo tipo, y por eso es importante recibir un buen asesoramiento que le ayude y le dé las herramientas necesarias para afrontar estos pequeños obstáculos
Las emociones son la base para el desarrollo personal y la interacción con los demás. Son un motor que todos llevamos dentro. Las emociones son reacciones inconscientes que preparan a nuestro cuerpo para reaccionar frente a cualquier situación además de funcionar como señales. A través de ellas comunicamos tanto sensaciones de malestar como bienestar.
Sus hijos se comunican con ustedes a través de sus emociones que a menudo se traducen en conductas, formas de expresarse.
A través de la expresión emocional se observan los intentos de cada persona por establecer, mantener, cambiar o finalizar una relación con el entorno. Las emociones sirven preferentemente para regular las relaciones entre personas y tener un buen manejo de las emociones nos hace más competentes para afrontar los obstáculos de nuestra vida cotidiana.
Las reacciones emocionales que tienen los padres les hacen avanzar en la comprensión de las normas y de la valoración que merece su comportamiento. Y esa valoración es la que generará poco a poco toda una gama de sentimientos: orgullo, vergüenza, envidia, culpa.
Gran parte de su conocimiento lo adquieren a partir de captar las situaciones e interacciones emocionales que evocan en sus protagonistas. El ámbito familiar es uno de los contextos en los que se puede fomentar el desarrollo de la competencia emocional
Los padres sois el primer vínculo efectivo que tienen sus hijos, sois el motor de su desarrollo y el modelo a seguir. Es donde se dan las primeras interacciones y se puede entrenar la Empatía. Fomentar un buen desarrollo emocional permite vivir y compartir emociones positivas.
Educar en las emociones es como un plan de pensiones, invierta en su futuro como padres y en el futuro de sus hijos. si les da una buena base tendrán más facilidad para afrontar todos los acontecimientos que vayan sucediendo a lo largo de la vida, es decir tendrán más herramientas y sabrán gestionarlo mejor, de una manera más sana y tranquila.
Adquirir unas buenas habilidades comunicativas es fundamental para mejorar nuestra calidad de vida, expresar nuestras emociones, pensamientos y solucionar los problemas.
La comunicación de los hijos es en parte el reflejo de quiénes son los padres, por eso los padres sois los responsables de definir el estilo comunicativo a la familia siendo el principal modelo a seguir para sus hijos.
Es necesario ser coherentes con su forma de comunicarse y lo que exige a sus hijos. Si un padre llama continuamente y tiene una comunicación agresiva sólo podemos esperar dos reacciones de nuestros hijos: que se comuniquen de la misma forma y/o que se inhiban, es decir, que adopten una comunicación pasiva.
Cuando la persona no cuenta con habilidades para comunicarse, puede sentirse frustrada, aislada y con pocas posibilidades de recibir ayuda o de integrarse en un grupo.
Es importante, pues, entender la comunicación asertiva, como herramienta que permite el conocimiento entre las personas y mejora la relación entre padres e hijos.
A menudo, el momento de los deberes y/o todo lo referente a las tareas académicas acaba generando una dinámica negativa dentro del ámbito familiar.
Los deberes deben entenderse como un compromiso que su hijo debe adquirir, pero sin necesitar su apoyo y orientación constante. Es decir, no debemos sentarnos a su lado.
Hacer sus deberes genera dependencia y si además nuestro hijo/a tiene dificultades refuerza la idea de que no es capaz de hacerlos solo.
La relación padres-hijos y con ello la comunicación se ha escolarizado. Nos encontramos ante una generación de padres con más estudios que generaciones pasadas y por tanto, indirectamente, se ha creado la obligación de tener que participar de este momento. La escuela, los deberes, las notas termina siendo el principal núcleo de comunicación.
La relación con nuestros hijos va más allá de todo lo que tiene que ver con la escuela y los deberes. Está claro que sois los padres de sus hijos y en tanto debe acompañarlos, pero implicarse en hacer los deberes no puede significar hacer los deberes de sus hijos. Debe asumir el papel de entrenadores para organizar y asesorar con el objetivo de mejorar su rendimiento.
Por eso es necesario dotarse de las herramientas necesarias que le permita afrontar este momento con total tranquilidad y serenidad.
El duelo es un proceso emocional que se desencadena después de una pérdida. Éste no sólo aparece con la muerte de una persona amada sino que también puede aparecer ante un proceso de separación, un cambio de casa, un cambio de escuela etc.
Acompañar a los niños y adolescentes que han perdido a un ser querido puede resultar un proceso difícil de gestionar.
Las reacciones de los niños ante una pérdida efectiva son similares a los sentimientos y emociones que experimentamos los adultos, pero la forma en que lo manifiestan suele ser más variada, dilatada en el tiempo y más o menos intensa.
A lo largo de este proceso es importante aprender a identificar las reacciones emocionales y conductuales de los niños y niñas y/o adolescentes aunque no resulte evidente el sentimiento de pérdida.
Pedir ayudar y recibir asesoramiento en un proceso de duelo nos puede ayudar a entender a los niños y gestionar mejor la situación de sufrimiento.
Decidir separarse no es una situación fácil sobre todo si existen hijos. Ante esta situación son muchas las dudas que se generan sobre todo a la hora de transmitir la noticia a los hijos/as.
La forma en que puede reaccionar cada niño/a depende de la edad, la personalidad, la capacidad de adaptación y las circunstancias concretas del proceso de separación y divorcio.
Por eso, en todo el proceso, es muy importante tener en cuenta las necesidades emocionales de los niños, observarlos, detectar señales de alarma e intervenir para normalizar la situación.
Recibir un buen asesoramiento en estos momentos puede ayudarnos a comprender las reacciones y actitudes de nuestros hijos y afrontar el proceso de divorcio de una manera más sana y tranquila.
Els enfrontaments entre germans són normals i naturals. Cal viure’ls com una etapa més del seu creixement.
Normalmente las peleas entre hermanos se producen por tonterías, porque quieren algo de lo que sólo hay una, porque no se ponen de acuerdo con lo que quieren ver en la TV…
Es necesario poner orden y marcar pautas de conducta para los 2, 3, 4….
Aunque estas peleas pueden ser agotadoras, son normales y forman parte de una etapa pasajera y sobre todo son las herramientas de las que disponen los niños/as para expresar sus sentimientos.
Por tanto lo tenemos que ver como algo normal y natural e incluso necesario en el proceso de socialización de los niños/as.
Hay que dejar que ellos intenten resolver los conflictos para sí mismos, que negocien. Debemos verlo como otra forma de comunicarse, de ir aprendiendo a gestionar los problemas.
Pero que consideramos las peleas entre hermanos como algo normal y natural no significa que como padres debamos mostrarnos indiferentes ante esta situación. Por eso es importante conocer las estrategias y actuaciones más adecuadas para afrontar estas situaciones.
Normalmente la mayoría de las personas sentimos cierta resistencia hacia las normas que nos imponen, es decir, aquellas que se deciden sin tener en cuenta nuestra opinión.
Cuando participamos activamente en una decisión o norma nos sentimos más motivados a cumplirla. Así pues, los adultos debemos guiar este proceso y tratar de llegar a acuerdos justos para nosotros y niños. Y esto NO ES LO MISMO que dejar al niño/a imponer su voluntad, pero las normas se pueden discutir y consensuar.
No poner límites para no entrar en conflicto al final se paga caro
Cuando hablamos de poner límites a sus hijos, establecer normas, podemos decir que hay muchos aspectos que a menudo se mezclan. ¿Es necesario ponerlos? ¿Puede haber una crianza sin ellos? ¿Qué consecuencias hay detrás de todo esto?
No debemos olvidar, que cuando nacemos lo hacemos dentro de una sociedad que implícitamente se rige por determinadas normativas, creencias y valores y éstos se transmiten de muchas formas.
El día a día de la educación de un hijo se pasan muchos momentos, algunos muy buenos y otros que te sacan de “polleguera” pero todos son necesarios para aprender y crecer.
Los extremos no son buenos. Convivir con un ambiente de excesivas normas y límites deja poco margen para el desarrollo de su autonomía y libertad personal y por el contrario crecer en un ambiente donde pueden hacer todo lo que quieran sin consecuencias de sus actos, sin saber qué está bien y qué no también tiene afectos poco deseables
Saber cómo transmitir las normas y los límites de forma clara y sin gritar requiere, también, de un autocontrol por parte de nosotros mismos, ya que aparte de padres somos personas, un buen asesoramiento en esto nos puede ayudar a mejorar la interacción con nuestros hijos ya transmitir de forma más tranquila y sana los límites.
La tarea de educar es un proceso que tiene como objetivo conducir al niño/a desde la total DEPENDENCIA a la AUTONOMÍA para que pueda desarrollar al máximo sus aptitudes.
No hay recetas mágicas para ser un buen padre o madre, así como para garantizar que su hijo/a sea feliz y tenga un comportamiento ajustado.
Podemos decir que existen ciertos “ingredientes” que combinados en la justa medida, pueden facilitar la tarea educativa y contribuir en una educación saludable: Afecto y comunicación, hacerles sentir amados y cuidados, normas y límites ajustados a su edad y autonomía, promover un comportamiento independiente y responsable.
CÓMO combinar estos aspectos dependerá de muchos factores así como de la situación concreta del niño/a, su personalidad, grado de madurez, creencias y valores como padre y madre. No existen fórmulas que sirvan para todos sus hijos iguales, ni para todas las situaciones. Por eso el estilo educativo de los padres debería ser "flexible".
Todos los padres sois diferentes entre sí (ya que aparte de padres, sois personas) y difícilmente encontramos dos padres/madres exactamente iguales: algunos son más cariñosos, otros más estrictos, controladores etc… la combinación de estos elementos cariño, comunicación y control varía de unos padres a otros, por eso podemos hablar de DIFERENTES ESTILOS EDUCATIVOS.
Podemos hablar de un amplio abanico de estilos educativos:
Autoritario – permisivo – sobreprotector – intermitente – democrático
Hay que tener en cuenta que los estilos educativos o formas de comportarse con sus hijos-hijas, no quiere decir que “siempre” un padre o una madre se comporte de la misma manera con su hijo/a, sino que hablamos de la "su tendencia habitual".
Son varios los factores que determinan los patrones educativos que como padres sigue:
La mayor parte de los padres encuentran muy difícil aceptar a sus hijos incondicionalmente tanto como aceptarse a sí mismos. Por eso es fácil caer en la trampa de evaluar a nuestros hijos atacando a la globalidad de la persona en lugar de focalizarnos en la conducta, con lo que se tiende a juzgarlos como buenos o malos según se comporten.
El primer pas per aprendre a acceptar-se és comprendre que tu no ets una entitat simple que puguis ser jutjada com a bona o dolenta. Ets un conjunt complex de comportaments, trets i característiques, uns desitjables i d’altres no tant. No té sentit dir que com a persona ets bona o dolenta o sense valor. Més aviat ets una persona que fa les dues coses: bones i dolentes, i a qui no li agraden els comportaments inútils o innecessaris. També és il·lògic rebutjar-se com a persona dolenta o inútil, només perquè t’has comportat malament. Segur que hi ha hagut moments en què t’has comportat bé, i n’hi haurà probablement molts en el futur en que et comportaràs malament. Dir que un és dolent o inútil, implica que sempre serà dolent i això és impossible.
Así pues, es importante que aprendamos a aceptarnos a nosotros mismos para poder ayudar a nuestros hijos a que se acepten.
Las siguientes sugerencias pueden ayudar a enseñar a tus hijos a aceptarse:
Como padres tenemos nuestros propios temores y ansiedades por la forma de evaluar la realidad. Podemos elegir sentir menos miedo y trabajar por cambiar las creencias sobre el mundo.
Ante el pensamiento "estaría destrozado si no lograra ser un padre perfecto", es importante recordar que no hay padres perfectos. Aunque no es deseable cometer errores, es una parte inevitable de ser padre y humano.
En lugar de pensar "Mis hijos deben estar siempre seguros", recuerda que todos los niños experimentan alguna vez peligros y situaciones desagradables y que son importantes para su crecimiento y desarrollo, así aprenden a afrontarlos ya aceptarlos.
En lugar de pensar "Si algo es peligroso, me preocuparé constantemente", recorda que ningú pot prevenir-se d’alguna cosa preocuoant-se. Fes el que puguis per afrontar el perill, i després oblida’t d’ell.
En lugar de decir "Sería terrible perder el amor y la aprobación de mis hijos y de las demás personas", acepta la realidad de que nadie consigue ser amado y aprobado en todo momento, y que no hay nada terrible en esto.
Más que creer "Tengo que preocuparme de mis hijos si quiero ser un buen padre", piensa que serás mejor padre si te preocupas por ellos pero sin tener miedo.
Trabajando para combatir tus propios miedos creas un ambiente emocionalmente positivo para ti mismo, consigues potenciar al máximo tus expectativas de ser "el mejor padre" que puedas ser y estás aumentando también la certeza de que tus hijos puedan combatir con eficacia tus propios errores.
Sigues tolerant amb tu mateix i amb els teus fills. Ser pare pot estar carregat de frustracions. La majoria de les vegades, els fills ens interfereixen en els nostres plans ¿vol dir això que els pares heu de sentir-se enfadats, ressentits o deprimits, davant d’aquestes constants frustracions?. Encara que pugueu escollir alterar-se amb vosaltres mateixos quan us sentiu frustrats, també teniu altres alternatives. La frustració és més un esdeveniment que un sentiment. Una frustració és qualsevol obstacle que se situa entre tu i la teva meta. I per tant, és com veus aquest obstacle el que determinarà els teus sentiments quan estiguis bloquejat en la consecució dels teus objectius. Així doncs, és possible, que com a pares us sentiu enrabiats més que desil·lusionats i enfadats quan us confronteu amb la frustració.
Todos los seres humanos experimentan alguna frustración todos los días, es natural que los obstáculos interfieran nuestros planes y objetivos. Como hemos dicho antes, no es la presencia de la frustración lo que nos desquicia, sino nuestra actitud hacia ella. Las personas que tienen BTF (Baja Tolerancia a la Frustración), consideran cualquier impedimento u obstáculo en su camino, como espantoso y horrible, por eso a menudo se perturban. Estas personas están tan ocupadas intentando que las cosas sigan su camino, que se trastornan hasta el punto de ser incapaces de enfrentarse a la situación actual.
La BTF está relacionada con el catastrofismo y las exigencias. cuando uno está frustrado lo que más desea es que no haya esa frustración, y cuanto más se queje y lamente, menos conseguirá su objetivo, se volverá menos tolerante a las frustraciones y se sentirá más angustiado.
Algunos de los pensamientos irracionales, que como padres podemos tener y que indican BTF son los siguientes:
Si estàs d’acord amb dos o més d’aquests pensaments previs, segurament identifiques que toleres molt poc les frustracions. Abans de sentir-se ofès o deprimit canvia la situació “acceptant” les demandes dels teus fills.
Así pues, nuestros hijos a menudo tienen grandes problemas para aprender a combatir las frustraciones, pues aunque existan diferencias temperamentales, ellos no han nacido con la habilidad para tolerar la incomodidad y por tanto es un aprendizaje. Como padres pueden ser bastante útiles a sus hijos ayudándoles a aprender aumentar su tolerancia ante las frustraciones y malestar, por eso y para poder ayudar a tolerar la frustración en nuestros hijos, primero debemos aprender a tolerar las nuestras propias frustraciones. Es importante observarnos para tomar a gestionarnos a nosotros mismos.
El papel de los padres no es fácil. Cada día hay situaciones y comportamientos que se presentan ante los que se sienten contrariados y enojados. ¿Ha pensado alguna vez que ante una situación concreta puede decidir si se enfada o no??
La rabia es una reacción aprendida de la frustración que casi nunca sirve para ningún propósito y casi siempre tiene consecuencias no deseadas. Tú puedes escoger enfadarte menos contigo mismo y con tus hijos.
Puedes trabajar tu rabia
A mesura que aneu practicant el fet de pensar d’una manera diferent veureu que els vostres sentiments i comportaments van canviant, de manera que la freqüència, intensitat i durada dels sentiments agradables augmentaran, i els desagradables disminuiran en vosaltres i el vostre fill.
Así pues, puede ayudar a sus hijos a controlar sus disgustos.
Els nens també s’enfaden i es creen problemes emocionals, també poden beneficiar-se aprenent habilitats per a resoldre aquests problemes. Mentre treballis resolent els teus problemes emocionals, pots ajudar els teus fills a resoldre també els seus. Els suggeriments següents poden ensenyar aquestes habilitats:
Cada uno de nosotros alumbra su propia vida y crea su propia medida de felicidad. Los niños y adultos pueden aprender a iluminar sus vidas así:
Cada uno tiene el poder de iluminar sus vidas, generando nuestra propia felicidad y satisfacción. Por tanto no debemos depender de los demás para tener sentimientos de satisfacción y bienestar. Aunque las interacciones con los demás pueden ser agradables, no son necesarias para la felicidad, ya que dentro de cada uno de nosotros existe la única corriente necesaria para iluminar nuestras vidas y mantener la luz encendida.
Las emociones cálidas y felices que seguramente has experimentado al imaginar a gente que ilumina tu vida, no vinieron de esa gente, sino que tú creaste esos sentimientos positivos, al igual que creas pensamientos negativos cuando evalúas situaciones y personas de forma negativa. Por tanto, tú tienes el poder de iluminar tu propia vida y de enseñar a tus hijos a iluminar la suya siendo responsable de tus propios sentimientos y escogiendo ver las situaciones ya la gente más racionalmente.
Así pues, antes de poder enseñar a tus hijos cómo crear su propia felicidad de forma que puedan iluminar sus propias vidas es mejor que aprendas a hacerlo tú mismo para aprender a pensar de forma más productiva y funcional.