Sé tolerante contigo mismo y con tus hijos. Ser padre puede estar cargado de frustraciones. La mayoría de las veces, los hijos nos interfieren en nuestros planes ¿quiere Decir eso que los padres debemos sentirnos enfadados, resentidos o deprimidos, ante estas constantes frustraciones?
Aunque podamos escoger alterarnos con nosotros mismos cuando nos sentimos frustrados, también tenemos otras alternativas. La frustración es más un evento que un sentimiento. Una frustración es cualquier obstáculo que se sitúa entre tú y tu meta. Y, por lo tanto, es como ves este obstáculo lo que determinará tus sentimientos en la consecución de tus objetivos. Así pues, es posible, que como padres nos sintamos rabiosos más que desilusionados cuando nos confrontamos con la frustración.
Todos los seres humanos experimentan alguna frustración cada día, es natural que los obstáculos interfieran nuestros planes y objetivos. Como hemos dicho antes, no es la presencia de la frustración lo que nos trastorna, sino nuestra actitud hacia ella. Las personas que tienen BTF (Baja Tolerancia a la Frustración), consideran cualquier impedimento u obstáculo en su camino, como espantoso y horrible, y por ello a menudo se perturban. Estas personas están tan ocupadas intentando que las cosas sigan su camino, que se trastornan hasta el punto de ser incapaces de enfrentarse con la situación actual.
La BTF está relacionado con el catastrofisme y las exigencias. Cuando uno está frustrado lo que más desea es que no haya esta frustración, y cuanto más se queje y lamente, menos conseguirá su objetivo, se volverá menos tolerante a las frustraciones y se sentirá más angustiado.
Así pues, nuestros hijos a menudo tienen grandes problemas para aprender a combatir las frustraciones, pues, aunque existan diferencias temperamentales, ellos no han nacido con la habilidad para tolerar la incomodidad y por lo tanto es un aprendizaje. Como padres puede ser bastante útil ayudar a nuestros hijos a aprender aumentar su tolerancia ante las frustraciones y malestar, por ello y para poder ayudar a tolerar la frustración en nuestros hijos, primero tenemos que aprender a tolerar nuestras propias frustraciones. Es importante observarnos para gestionarrnos nosotros mismos.