¿Cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo? - Montse Busquets

Los cambios típicos de la adolescencia pueden provocar estados de crisis, dado a la intensa ambivalencia que caracteriza a la mente de estos jóvenes. Los impulsos hacia la autonomía conviven con la necesidad de retroceder a la infancia, el rechazo del mundo adulto se mezcla con la necesidad de figuras que hagan el papel de guía y mucho más. Todo este cúmulo de emociones puede generar confusiones hasta el punto de impulsarlos a ejercer conductas inadecuadas que los padres no podemos manejar, lo que muchas veces nos motiva a preguntarnos cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo.

Algunos adolescentes de hecho mantienen relaciones tóxicas con sus progenitores que son insoportables, ruidosas, provocadoras y hasta agresivas. Desgraciadamente, estos comportamientos tensan los nervios de los papás, haciéndonos sentir impotentes para poder tolerar y cuidar a nuestros hijos e hijas adolescentes, incluso es posible que nos conlleve a adoptar una actitud de rechazo hacia ellos/ellas.

He aquí donde un profesional de la salud mental puede desempeñar el rol de mediador en una relación entre padre/madre-adolescente que se ha tornado muy complicada. Entonces ¿cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo? En esta post desentrañaremos información relevante sobre el tema.

Motivos para acompañar a un adolescente a un psicólogo

Tomar la decisión de acompañar a un adolescente a un psicólogo es permitir que el joven exprese sus dificultades y, pueda sacarle el máximo provecho a las bondades que nos ofrece esta maravillosa etapa del ciclo vital.

Existen diferentes eventos que pueden estar originando estos conflictos en el adolescente, como acoso escolar, divorcio de los padres, etc. Ahora, ¿cuáles son los motivos para llevarlo a un especialista de la salud mental? Los desglosaremos a continuación:

• El psicólogo podrá detectar la naturaleza y el origen del conflicto. Dependiendo de su diagnóstico, adaptará la terapia en función de proporcionar la solución más conveniente.
• Posteriormente, en el transcurso de las entrevistas, tratará de apaciguar los conflictos internos del joven y al mismo tiempo ayudarlo a encontrar un desenlace favorable al sufrimiento que siente.
• El diálogo con el psicoterapeuta le permitirá comprender lo que está sucediendo en él. También habrá que discutir la forma en que el adolescente está dispuesto a renunciar a un mundo maternal y a ese capullo llamado infancia.
• Si el joven no puede expresar sus miedos, corre el riesgo de aislarse y utilizar acciones para hacerlo. Esta es una solución para hacerse oír en su entorno familiar y/o escolar. Estos actos son alertas que revelan sufrimiento psíquico.
• Si nadie responde a la atención que el joven demanda consciente e inconscientemente, éste intentará aliviar su malestar a través del consumo de sustancias tóxicas. Compartimiento que puede derivar de trastornos de conducta incluso alimenticios. Por consiguiente, si estos síntomas persisten, pueden agravar la angustia del adolescente y desencadenar la depresión.
• En este punto, el psicólogo podrá diferenciar en el comportamiento del adolescente, los signos que se relacionan con su crisis o su depresión.

Ya conocéis los beneficios que un experto de la salud mental puede aportar en nuestros hijos e hijas jóvenes, pero la pregunta es ¿cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo? Detectar algunas señales es de vital importancia para descubrir si realmente necesita ayuda profesional.

¿Cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo? Señales que alertan

Son muchas las señales que pueden indicarnos cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo, o que simplemente nos permiten detectar su sufrimiento. Estas serían:

• Aislamiento
• Resultados y/o ausencias escolares
• Insomnio
• Irritabilidad
• Agresividad
• Tristeza
• Hiperactividad física y / o deportiva

No hay duda, estos son signos que pueden derivar de una situación de estrés importante, como el divorcio o la separación de los padres. El alcoholismo o la depresión de las figuras paternas y maternas, también pueden infectar al adolescente y, a su vez, deprimirlo. A veces, los jóvenes sienten que son la causa de las discusiones matrimoniales y comienzan a sentirse culpables. Por otro lado, hay progenitores que no dudan en señalar a su hijo o hija como el único responsable de los conflictos familiares o de la depresión que ellos mismos sienten.

¿Cómo preparar a un adolescente para ir al psicólogo?

Muchos adolescentes muestran su sufrimiento a través de fenómenos que llevan a sus padres al extremo: ¡No aguanto más, nos va a volver locos! Es precisamente en esos momentos en los que nos sentimos angustiados y cansados de tantas provocaciones.

No hay que esperar llegar a este nivel para determinar cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo, pero hay otro factor que puede resultar complicado: prepararlo para visitar a un profesional de la salud mental. Lograrlo implica ser muy cuidadoso con los métodos que vayamos a emplear. Aquí algunas claves:

• Es importante ser honesto e iluminarlo sobre los efectos de su comportamiento en la unidad familiar. Ojo, esclarecer no significa hacerlos sentir culpables, porque el adolescente conoce los efectos de su conducta.
• Debes estar preparado o preparada para decirle que él o ella puede hablar y dar su versión de las causas del dolor.
• Preparar a nuestro hijo o hija para conocer a un psicoterapeuta también significa comprometernos a conocer a un psicólogo.
• Una de las mejores formas de preparar a un adolescente para visitar a un psicólogo es indicarle que este trabajo de reflexión común puede detenerse en cualquier momento. Es libre por tanto de interrumpir o continuar la terapia.
• También hay que decirle que el psicólogo estará disponible para él o ella, si cambia la amargura que siente. Reunirse con un psicólogo no debería ser una limitación. Es y debe seguir siendo un lugar de recepción de los pensamientos y afectos del adolescente.

Cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo tal vez no sea el asunto más importante, sino saber prepararlo para que tenga una perspectiva amplia sobre cómo la terapia podría beneficiarlo a él y a la unidad familiar.

Conclusiones

Hay dificultades típicas de la adolescencia que se pueden superar con el tiempo y otras que requieren intervenciones más específicas. Las crisis en esta etapa, sin embargo, pueden llegar a afectar también los lazos familiares: padres-adolescentes, adolescentes-hermanos o padrastros-adolescentes. Eso sí, debemos tener claro que una visita al psicólogo no es el último recurso para solucionar el problema.

El apoyo de los demás siempre será fundamental, ya sean padres, amigos, profesores, otros adultos o compañeros en los que confiamos. En algunas situaciones, este apoyo puede y/o debe ser brindado por un profesional de salud la mental.

Es por ello la importancia de saber identificar cuándo llevar a un adolescente a un psicólogo, teniendo en cuenta que las sesiones de psicoterapia solo representan un recurso extra que podemos utilizar cuando la salud mental de nuestro hijo se agrava, la relación padre-hijo/a atraviesa un momento difícil o incluso cuando queramos mejorar la vida familiar.